Esta semana he cumplido 46 años. Me alegra cumplir años igual que me alegra despertarme viva cada día: muchísimo. Absolutamente cada día para mí es una bola extra en este juego que me ha tocado en modo difícil.
No me gustan las grandes celebraciones, lo último que quiero es hacer mi propio pastel de cumpleaños y ver películas con una pizza con queso vegano en casa me parece una buena opción. A pesar de que pedir a domicilio me estresa y prácticamente no lo hago nunca. Por eso me animé el viernes, unos días antes de la fecha, poque el 22 era laborable y las autónomas no nos podemos coger festivos.
Nací el Día de la Tierra y me lo pasé trabajando y de visitas médicas. Está la cosa para decir que no a una visita y que te la pongan (mucho) más tarde.
Supongo que lo que se espera de alguien que ha hecho tantas recetas, platos, postres y tartas de cumpleaños es un boletín con recetas. Pero yo no soy esa persona.
Mi preocupación desde lso 40 es envejecer de forma saludable. Y hablar de envejecer hasta que la palabra me suene poderosa. Las connotaciones negativas del envejecimiento están metidas en mi cabeza tanto como en la del resto, después de años de consumir anuncios, redes sociales pero también canciones y películas donde la juventuz, con z, es el bien más preciado.
Parecer más joven es lo deseable para una mujer de mediana edad según el canon. En mi caso sucede por cuestiones en parte genética, en parte por un estilo de vida vegetariano, sin prácticamente alcohol ni tabaco y un cuidado extremo a la exposición solar.
Si bebes, fumas y te da el sol sin protección, la piel se va a envejecer prematuramente, a parte de que el riesgos a sufrir enfermedades cutáneas se dispara.
Tengo 46 y aparento 46, porque la vida no se acaba al cumplir los 30. Ni vive menos alguien por tener canas y arrugas.
Así que como señora de mediana edad con una cantidad de problemáticas de salud como que para que su nuevo médico de cabecera le dijera: no encuentro lo que me dices porque tienes un historial DEMASIADO largo: no quiero parecer joven, quiero envejecer con salud.
Hacernos confundir juventud con falta de canas, arrugas y flaccidez es una forma de tenernos muy entretenidas gastando en cremas anticelulíticas y “antiedad”. La cantidad de violencia que esconde el término antiedad es uno de los motivos por los que voy a empezar a hablar de vejez y envejecimiento de forma positiva hasta el hartazgo.
Envejecer es vivir.
Estando en perimenopausia, he decidido seguir celebrando el despertame cada día con suplementos para estar mejor, de esos que la seguridad social no financia porque todo lo relacionado con la manopausia está muy invisibilizado, infrafinanciado, dejado de lado. Empezamos justo hace pocos años a tener información veraz y de calidad en divulgación. Un abrazo desde aquí a las piorenas.s
Entiendo la obsesión por querer parecer joven como entiendo la de querer estar delgada olvidando que los cuerpos son diversos y cambiantes.
Mi deseo para estos 46 es hacer más deporte, ganar todo el músculo que he perdido e incluso más, hasta que no me valga la ropa. Estar fuerte, tener unos huesos robustos y una mente clara.
Porque aunque me gustaría vivir en calma y tener un año tranquil, sin sobresaltos, me quiero fuerte, ágil, bien nutrida y capaz de salir de casa en caso de incendio con la gata o subir dos montañas con ella.

Sobre los estudios que hablan sobre la necesidad de aumentar la proteína vegetal a partir de los 30 y de los beneficios de la soja para el climaterio (que incluye la pre y post menopausia), os hablaré lago y tendido en próximas entregas y ahí sí os pondre alguna receta.
Me ha encantado 💚
Felicidades Marta